7/8/14

JUANA LA LOCA...

 

 
 
 (Juana I de Castilla, llamada Juana la Loca; Toledo, 1479 - Tordesillas, Valladolid, 1555) Reina de Castilla. Era la tercera hija de los Reyes Católicos, que la casaron con el archiduque austriaco Felipe el Hermoso (1496). La muerte de sus hermanos mayores y de un sobrino la convirtieron en heredera de las Coronas de Castilla y Aragón desde 1500. El mismo año en que fue jurada como heredera por las Cortes de Castilla (1502) empezó a manifestársele una enfermedad mental, determinada según algunos por la infidelidad de su marido, hacia quien sentía un amor apasionado.

Juana la Loca
Al morir Isabel la Católica, Juana I y Felipe I el Hermoso fueron proclamados reyes de Castilla (1504); pero, dada la locura de la reina, se acordó que gobernarían conjuntamente en Castilla su marido y su padre el rey de Aragón, Fernando el Católico. Las malas relaciones entre el yerno (apoyado por la nobleza castellana) y el suegro hicieron que éste renunciara al poder en Castilla para evitar un enfrentamiento armado (1506). Pero aquel mismo año murió el rey Felipe, recuperando don Fernando la regencia en Castilla en nombre del hijo de Juana y Felipe (el futuro Carlos I de España y V de Alemania).
La demencia de la reina se agravó, permaneciendo recluida en Tordesillas desde 1509 hasta su muerte. En 1516 murió Fernando el Católico y Carlos V fue proclamado rey de Castilla y de Aragón, de modo que doña Juana no llegó a suceder a su padre en la Corona aragonesa; pero nunca fue declarada incapaz por las Cortes castellanas ni se le retiró el título de reina. Se nombró como gobernador de Tordesillas y guardián de la reina a Bernardo de Sandoval y Rojas, quien desempeñó tales cargos hasta 1535, y al que sucedió su hijo Luis.
 
 Con motivo de la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520), la figura de Juana la Loca volvió a cobrar importancia. Los jefes comuneros alzados en armas contra su hijo intentaron ponerla de su parte: la Santa Junta de los comuneros reunida en Ávila proclamó que su único fin era el servicio de la reina Juana. Por su parte, el presidente del Consejo de Castilla, Rojas, intentó obtener de Juana, sin éxito, la firma de varias provisiones contra los comuneros.
Tras la toma de Tordesillas por parte del ejército de los comuneros el 29 de agosto de 1520, sus representantes fueron recibidos por la reina, pero ella se negó a intervenir en el conflicto en ningún sentido y a firmar ningún documento. En diciembre de 1520 el ejército realista recuperó Tordesillas. Juana I de Castilla fallecería muchos años después, en 1555, asistida por Francisco de Borja. Su cuerpo fue depositado en el convento de Santa Clara en Tordesillas; en 1573 sus restos fueron trasladados a la capilla real de la catedral de Granada.