18/2/09

ALEJANDRO MAGNO---


La figura de Alejandro Magno quizá sea de las más atractivas de la Historia. En sus treinta y tres años consiguió conquistar el mayor Imperio alcanzado hasta ese momento, llegando a las tierras bañadas por el Indo y dominando la mayor parte del continente asiático. Sus hazañas le han convertido en un mito y, en algunos momentos, en c
asi una figura divina, posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida.

Hijo del rey Filipo II de Macedonia y de la princesa Olimpia, perteneciente a la familia real del Epiro, Alejandro nació en el mes de agosto de 356 a. C. La sucesión al trono macedonio correspondía a un hermanastro llamado Arrideo, hijo de Filipo y una bailarina, pero fue tajantemente rechazado por su deficiencia mental. Es
ta situación ponía a Alejandro en primera línea sucesoria, por lo que fue educado como un príncipe heredero. Su primer tutor fue Leónidas, pariente de su madre, encargándose de la educación física del muchacho. Lánice sería su institutriz, aficionándole a los poemas de Homero y de Eurípides. El joven pronto manifestó una gran afición a la lectura, especialmente los poemas épicos donde se loaban a los héroes de los que descendía. Imitar a esos héroes se convertirá en una de las obsesiones de Alejandro. Tanto Leónidas como Lánice estaban vinculados a Olimpia, lo
que no era motivo de confianza para Filipo. El rey decidió que su heredero se educara en una auténtica academia, por lo que el príncipe fue enviado a la ciudad de Mieza. Una vez formado, Alejandro fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, quien continuó con la educación griega que estaba recibiendo.

Corría el año 342 y el joven príncipe contaba con 14 años. Aristóteles impulsó el interés de su discípulo por la geografía, la medicina, la poesía, la zoología, la botánica. Entre preceptor y alumno surge una interesante relación que perdurará en el tiempo, influyendo la doctrina del filósofo en la manera de actuar de Alejandro. Paralelamente
a esta formación académica, el príncipe continuó con su formación atlética y militar, crucial para los diversos hechos de armas que vivirá más adelante. Durante estos años entablará un estrecho contacto con algunos militares, que se convertirán en auténticos compañeros de batalla. Uno de ellos fue Clito, hermano de Lánice, asesinado por Alejandro tras beber más vino de lo conveniente en una fiesta.

Clito manifestó su rechazo a la comparación del príncipe con los dioses, así como exigió para las tropas una pequeña parcela del protagonismo obtenido tras las batallas. Estos comentarios, realizados posiblemente bajo los efluvios del alcohol, provocaron la ira de Alejandro y el asesinato de su gran amigo. Dicen los cronistas que estuvo tres días con sus noches sin beber ni comer, arrepentido de tan repulsivo acto. Será una de las numerosas muestras de la crueldad que surgían ocasionalmente en el mítico Alejandro. El mejor amigo de Alejandro sería Hefestión, su mano derecha y un fiel aliado, descubridor de varios complots contrarios a Alejandro, lo que motivaría el fortalecimiento de la amistad. Hefestión fallecería víctima de los abusos de la bebida, rehusando los consejos médicos que le indicaban beber con moderación. La muerte de Hefestión dejó tocado a Alejandro, quien intentó dispensar a su buen amigo honores divinos. Las relaciones con su padre no parecen muy fluidas, incluso algunos especialistas se refieren a un posible complejo de Edipo para explicar esa tumultuosa rela
ción filial.

Dos años más tarde comandaba la caballería macedonia que destrozaba a los griegos en la batalla de Queronea (338 a. C.). Alejandro es considerado el heredero legítimo de la monarquía macedonia, estrechando desde este momento los lazos con su madre, una mujer temperamental y ambiciosa que sólo deseaba ver a su hijo en el trono. Ese carácter ambicioso también será característico de Alejandro, manifestando una compleja personalidad en la que destaca su generosidad, el autocontrol y la impetuosidad, sin menospreciar su testarudez. A medida que transcurran los años, nos encontraremos con un Alejandro desconfiado e incluso cruel en algunos momentos, mostrando el aspecto más "macedonio" de su
personalidad. Para solucionar los problemas provocados por el destierro de Olimpia, Filipo decide casar a su hija Cleopatra con su cuñado, Alejandro el Epirota. Durante la ceremonia Filipo es asesinado a manos de Pausanias, lo que motiva el ascenso de Alejandro al trono en al año 336 a. C. Desconocemos si Olimpia o Alejandro alentaron a los autores del magnicidio.

Alejandro obtenía además una importante victoria moral y el apoyo de algunas ciudades griegas de Asia. La campaña no había hecho nada más que empezar. En abril del año 333 Alejandro llega a la ciudad de *Gordion, donde existía una curiosa leyenda. Quien desatara el nudo del yugo del carro de Midas se convertiría en el dueño de Asia. Sacando su espada, Alejandro cortó el nudo. Esta anécdota, quizá falsa, será aprovechada como propaganda de las futuras conquistas a realizar.

Una vez dueño de Egipto, el rey macedonio decidió emprender la acción más impactante de su aventura asiática: tomar el corazón del Imperio Persa. Se dirigió hacia el curso alto del Eufrates, donde fundó Niceforio, y llegó hasta el Tigris sin apenas encontrar resistencia. Darío ofreció 10.000 talentos de oro por el rescate de su familia, así como el control de todos los territorios al oeste del Eufrates. Alejandro rechazó esta oferta, lo que provocó tensiones con algunos generales. El rey persa pasó a la ofensiva y organizó un potente ejército con el objetivo de rechazar a tan peligroso y altanero enemigo. Reclutó un amplio número de tropas en la zona oriental de su Imperio y se fue al encuentro de los macedonios.

Esta parte de la campaña militar de Alejandro será la más complicada, debido al rigor del clima, los ataques de las tribus montañesas en forma de guerrilla y lo desconocido del terreno. La dureza del avance provocó una sensación de descontento entre las tropas macedonias, aumentando el ambiente contrario al rey, reflejado en las crecientes conjuras contra Alejandro que se empiezan a suceder. Otro de los motivos de la distancia abierta entre el rey y sus tropas será la política de alianzas con la nobleza irania establecida por Alejandro. Dentro de esta política encontramos la boda con una princesa irania llamada Roxana, hija de Oxiartes, con quien tendrá un hijo póstumo llamado también Alejandro. Plutarco nos cuenta que Alejandro se casó profundamente enamorado, aunque no debemos dejar de lado el carácter diplomático del enlace. Con este matrimonio reforzaba la orientalización de su política, lo que aumentó la desconfianza de un amplio sector de militares macedonios.

A punto de cumplir los 33 años, el 30 de junio de 323 a. C., fallecía Alejandro en Babilonia. Arriano apunta a un posible envenenamiento promovido por su anterior maestro, Aristóteles. Engels consideró que murió de malaria, mientras que Schachermeyr plantea la leucemia como la causa de la muerte. Tras de sí Alejandro dejaba una serie de proyectos de expansión, siendo el más importante el control de la península Arábiga, fundamental para lograr el comercio de especias. El inmenso territorio conquistado será dividido a su muerte entre sus generales, abriéndose el periodo conocido
como Mundo Helenístico.
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* Según la leyenda, Alejandro Magno fue incapaz de desatar el nudo gordiano, así que sacó su espada y lo cortó de un tajo. La expresión nudo gordiano se usa para referirse a una situación complicada, sólo resoluble mediante una acción rápida y decisiva.